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jueves, 8 de marzo de 2012

Entrevista-Diario La República

El investigador no encontró casos de manejo eficiente del dinero recibido por el canon minero.
Entrevistas a Javier Arellano, investigador y profesor del Centro de Ética Aplicada de la Universidad de Deusto ( Bilbao- España).

José Miguel Silva @jomisilvamerino

Una semana duró el trabajo de los peritos contratados por el Estado para viabilizar el proyecto minero Conga en Cajamarca. En menos de un mes éstos deberán emitir un informe que, en lo ideal, logre resolver las dudas de miles de cajamarquinos que temen que Yanacocha arrase con el ambiente ejecutando el proyecto Conga.
No obstante, grave error cometemos sin pensamos que el panorama minero peruano depende únicamente del caso Conga. Ni siquiera su sumamos Conga más minería informal en Madre de Dios se completa la mitad de la historia. Para ir más allá, conversamos con Javier Arellano, investigador español que se sumergió en diverzas zonas del país para determinar errores, aciertos y carencias. Su trabajo generó el libro "Minería sin fronteras", conflicto y desarrollo en regiones mineras del Perú.
La obra fue editada por el Instituto de Estudios Peruanos.
¿Por qué se llama su libro “Minería sin fronteras”?
Por una parte el libro estudia una serie de políticas que se implementaron a inicios del 2000 en Perú que tienen como intención por una parte reducir la conflictividad en torno a la minería y generar desarrollo en las regiones mineras, y ese tipo de políticas fueron un atajo para no abordar reformas en serio del sector minero y del Estado para  llegar a las zonas rurales. Fue como una especie de atajo que decía, “vamos a llevar dinero a una zona local, aumentando el canon y concentrándolo en zonas productoras, y hagamos que las empresas sean generadoras de desarrollo”. El título de mi libro representa por un lado las pretensiones de las mineras en no tener límites y por otro lado, el presentarse como una ONG generadora de desarrollo.  Busqué recoger esa doble faceta.
Se criticó mucho en los noventas la forma en que se firmaron los contratos. Ya en la década pasada, ¿cuál fue el aspecto más criticado en torno a la relación del Estado y la minería?
Los 90s fueron una época muy difícil para el país y se generan una serie de mecanismos para generar inversión. Lo que ocurre a finales de los noventas es que algunos proyectos de inversión minera importantes como Tambogrande, Manhattan, el cerro Quilish, y Quellaveco, se enfrentaron a resistencias locales, entonces, una respuesta a esas dificultades fue el cambio en políticas como el canon minero o la responsabilidad social corporativa. La idea era tratar de convencer a las poblaciones de que la minería podía beneficiarlos. No quiero decir que hayan sido una manipulación. Esas políticas buscaron en un primer momento el desarrollo local e incluso fueron apoyadas por alcaldes locales y por el sistema político en general que vio en el canon una forma de apoyar a la descentralización.
Pero el aumento del canon en regiones como Cajamarca o Áncash no bajó necesariamente la pobreza…
Eso estudia el libro precisamente. ¿Qué pasó con las políticas de redistribución de los recursos a nivel local? Con las políticas de redistribución de recursos a nivel local y con la mayor participación de las empresas en el desarrollo. Los conflictos no han disminuido sino todo lo contrario, aumentaron en las regiones que recibieron más canon que son en donde hay mayor renta minera. Se presenta una discusión sobre los distintos tipos de conflictos. Muchos eran de resistencia a la minería por temas ambientales. Estos conflictos existen, pero no son los únicos ni los más frecuentes. También hallé conflictos muy frecuentes para negociar cómo se distribuyen beneficios futuros y hay otras disputas entre poblaciones y gobiernos locales, municipales o regionales.
¿Qué porcentaje de las protestas tienen que ver con el tema ambiental?
En algunos casos hay conflictos que tienen que ver con ese tema y que la población dice: “no queremos esta inversión”. También hay otros en donde el objetivo central no es medioambiental, pero el discurso de este tipo, mezclado dentro de varios más, se utiliza dentro de la negociación, y existe el tercer caso en donde sí hay daños medioambientales, pero la población está dispuesta a canjearlo por ciertas compensaciones.
¿Qué peculiaridades encuentra en Cajamarca con diferencia a otras zonas mineras?
 Comparándola con Pasco o con las alturas de Huaraz, existe en Cajamarca una agricultura y la población tiene capacidad de vivir de ella mucho más que en las zonas antes mencionadas y eso genera dinámicas específicas. Hay allí varios motivos y discursos diferentes. Distintos segmentos de la población pretenden distintas cosas. Es muy complicado encontrar allí movimientos unitarios de defensa del medioambiente o de la vida. En el caso de Conga se pone en relieve las limitaciones de la institucionalidad en torno a la minería en el país.  Es posible que el EIA de Conga sea perfecto o no, sin embargo tengo la percepción de que aunque éste fuera ideal y aunque se minimizara al máximo el impacto de dicha inversión, igual la población no se lo va a creer porque hay una falta de credibilidad de las poblaciones en el Estado. Eso es lo grave.
A pesar del cambio de gobierno…
La falta de credibilidad está ahí hace muchos años y va a seguir estando. La idea es pensar cómo se puede articular un tipo de estructura institucional que de credibilidad a los procesos. Yo creo que en Cajamarca debe pasar algo así. Planificación, evaluación, diseño en los distintos niveles de gobierno que no se hablan entre ellos.
Su libro también investiga Áncash, ahí está César Álvarez, un personaje por lo menos particular, que aparece siempre en los medios solicitando más canon. ¿Identificó usted un gasto eficiente del dinero que recibe dicha región?
Efectivamente el señor Álvarez es una autoridad muy peculiar. Ni en Áncash ni en otras regiones del país hubo utilización eficiente del canon. Esto tiene que ver una vez más no solo con falta de capacidad técnica sino además con dinámicas políticas, con los incentivos políticos que tienen los gobiernos regionales, las municipalidades y más para gastar la plata de manera precipitada, generando clientelismo y fundamentalmente para sobrevivir políticamente distribuyendo puestos de trabajo públicos. No se piensa mucho en cuál es la mejor inversión para el futuro sino que se busca contentar a la población muchas veces con empleo no productivo.
PPK propuso una vez entregar el canon directamente a la población. ¿Cómo ve usted esta idea?
El canon es problemático y no ha sido muy efectivo. Creo que debe darse una vuelta a la forma en que se distribuye. Yo no les pondría mucha presión a los alcaldes y presidentes regionales para que gasten y mediría su capacidad por el porcentaje invertido. Muchos municipios tienen tanto canon que más bien deberían cuidarlo para momentos en donde no se den muchos ingresos. La propuesta de PPK, que yo sepa, ha funcionado solo en Alaska y obviamente es un lugar muy diferente al Perú. Allí la distribución es directa a toda la población. ¿Cómo podrías evitar que a esa zona que podría recibir dinero no migren varias otras personas externas que buscan también recibir dinero? Hay temas muy complejos que creo deberían ser más reflexionados antes de hacer propuestas de ese tipo.
¿La gente es muy consciente de la cantidad de dinero que entra a su departamento proveniente de la actividad minera?
La población es muy consciente. La dinámica social, política, gira en torno a eso. Hay municipios que por años han recibido cuatro o cinco mil dólares por habitante y ahí es donde se han desbordado las expectativas porque la dinámica de la población pasa por qué se ha hecho con ese dinero. Pasa que se distribuye el dinero a través de empleo público no muy productivo.
¿Ha encontrado usted casos de buena administración de los recursos que genera la minería?
No muchos. A veces se dice que los municipios no tienen capacidad técnica. Encuentras que en Moquegua hay municipios con mejor capacidad técnica que otros de por ejemplo el “Callejón de Conchucos” en Áncash, sin embargo, ambos actúan de la misma manera, y esto pasa porque los incentivos son fundamentalmente políticos. Llegas a ser elegido diciendo que “tú vas a administrar bien el canon”, no como tu antecesor. Entras al sillón municipal, encuentras muchos millones de soles. Lo lógico sería decir: vamos a hacer un plan bien pensado y le diré a la población que tenga paciencia y que en cuatro años verá los resultados, pero esto no funciona así. Ya en el cargo te das cuenta que al cabo de un año debes dejar contenta a la población. Esta población siente que el gobierno central y las empresas privadas dicen que “No hay capacidad de gastos”, por lo que exigen “gastar el dinero cuanto antes”. Además de la amenaza de la revocatoria. Entonces no se cuenta con cuatro sino con un año. Lo que todos hacen aquí es “dejar contenta a la gente”.
¿Dentro de este contexto que vive el Perú, la ley de consulta previa ayuda o perjudica a solucionar conflictos sociales futuros?
Es un intento de ir por la buena dirección. Más allá de que afecte a pueblos indígenas, me parece bueno que la población participe más y se sienta integrada a los procesos. Seguramente le dará más estabilidad. A veces serán consultas directamente a la población y algunas a través de las autoridades, pero creo que en resumen ayudará mucho.
Ha tenido oportunidad de conversar con varios presidentes de regiones mineras. ¿Qué fue lo más saltante que le dejó charlar con ellos?
Hablé con los presidentes de Moquegua, Pasco y Áncash. Ninguno me impresionó por su visión de desarrollo.
En Pasco la situación es particular por el tema de la contaminación. La gente respira plomo. ¿El hecho de ya vivir ahí, tener empresas y familia, los ha resignado o ellos aún desean salir de allí?
Lo que no van a hacer es mudar la ciudad. La gente quiere irse de allí pero no a otras ciudades con esa altura. La gente allí ve que la minería es una oportunidad de tener un empleo, hacer un poquito de dinero e irse de la ciudad. No se van a mudar a la pampa del bombón donde no hay oportunidades de trabajo, sino que buscarán irse a Huancayo o a Lima. No hay duda de que allí hay contaminación de que la situación es terrible y es lamentable que el Estado haya permitido que se degrade tanto el ambiente allí. Es una ciudad en donde hay minería desde la colonia.
El caso de Pasco demuestra que esa minería no funcionó…
Indudablemente, algunos podrán decir que es la “antigua minería” y que hoy es diferente, pero no, yo creo que definitivamente no es una buena imagen para la actividad minera. El Estado debe exigirle a la empresa minera de la zona que remedie la situación.
El tema minero es un tema fundamental en una campaña política.  ¿En los lugares que usted visitó, el tema es central en el debate?
Sí. Lo que se va a hacer con el canon y la plata es parte central. Por lo hecho y la corrupción presentada. En Áncash la cosa es preocupante. En el “Callejón de Conchucos” se había conformado algún tipo de mafia en torno a los recursos del canon. Luego hubo un ataque contra un consejero regional de Áncash. La sensación es que había cosas muy “complejas”.
¿Finalmente, la población es consciente de que no se gasta todo el dinero que tienen sus autoridades debido al canon?
Lo son. La población teme que no se gaste todo el dinero, por eso genera presión. Yo creo que no es bueno que se gaste todo lo que se tiene, sino solo lo que se puede gastar bien. El resto debe ahorrarse. Mientras se mantenga en una cuenta no está mal. Sería peor que se tire la plata.
¿Perú es un país minero, o es un país que no aprende a serlo?
Perú es un país muy rico, tiene una gran diversidad de cosas. Hay mineral y en ese sentido y por ende es minero, pero también hay agricultura, pero además recursos forestales. No creo que Perú sea únicamente minero, sino muchas cosas a la vez y en todas ellas debe aprender a generar desarrollo para la gente. Al final el que se desarrolla no es el país. Los grandes números macroeconómicos no son lo más importante, sino que el desarrollo más importante, es el de la gente. La idea es que las poblaciones rurales, que es donde están las minas, puedan sentir que hay una oportunidad de desarrollo para ellos.
Antes de que se acabe, porque son recursos no renovables…
Da la sensación, para bien y para mal que hay mucho. Hay una oportunidad histórica hoy, pero creo que no es automática. Sacar más minerales no significa automáticamente más desarrollo, la cosa es más compleja y ahí es donde hay que aprender de la historia para hacer las cosas mejor.

Fuente: http://www.larepublica.pe/08-03-2012/en-peru-sacar-mas-minerales-no-significa-automaticamente-lograr-mas-desarrollo

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